sábado, 27 de septiembre de 2008

La RCP, la oligarquía de derecha y el narco.‏

La oligarquía que se ha apoderado del país es una resultante de la descomposición del sistema capitalista neoliberal y de sus instituciones. Esta oligarquía tiene a su servicio a los llamados poderes fácticos (medios, narcos, iglesia, ejército, policías, partidos políticos, agrupaciones empresariales nacionales y transnacionales, etc.) que le sirven para mantenerse en el poder y acrecentarlo a costa de la depauperación de la población mexicana. A su vez, los poderes del Estado formal están al servicio de los poderes fácticos, jueces, magistrados, diputados, senadores, poder ejecutivo legislativo y judicial utilizan recursos y leyes para proteger los intereses de la oligarquía y navegan en una ancha red de complicidades y bajo un amplio manto de protecciones que les permite tapar las trapacerías de unos y otros. Lo anterior explica por qué se da el insólito hecho de que en Palacio Nacional concurran miembros de esa oligarquía y delincuentes confesos a representar una farsa para 'combatir al crimen organizado' y que corporaciones policiales, AFI, PFP, PGR, etc. estén enfrentadas, en tanto que la delincuencia se enseñorea en toda la república a pesar de la presencia del ejército que solo sirve para amedrentar a la población civil como una advertencia de que la represión puede desatarse cuando se pongan en peligro los intereses de la oligarquía. En estas redes de complicidad delictiva participan policías, mandos militares, presidentes municipales, legisladores, regidores, gobernadores, secretarios de Estado y quienes han sido presidentes de la República. La corrupción y la impunidad se encuentran en todos los niveles del poder fáctico y formal que lo que menos quieren es terminar con el narcotráfico, la trata de personas y el tráfico de armas por que se les terminarían los negocios que les produce dinero fácil, recursos con los que se sostiene en gran medida la economía nacional junto con las remesas de los migrantes y la explotación de petróleo lo que a su vez mantiene al grueso de la población en paz social.Así como el caos y desbarajuste en las policías beneficia los intereses pecuniarios de la oligarquía, así también quienes proponen legalizar las drogas benefician a esos intereses, por que '!egalizar' da la impresión de que se debe permitir comercializar libremente su consumo y hasta promoverlo, como se ha hecho con el licor y el tabaco y esto lógicamente es rechazado por la opinión pública. Se requiere DESPENALIZAR el consumo para acabar con el mercado negro, acabar con el negocio acaba con el narcotráfico. Para ello el gobierno debe proporcionar a los narcodependientes las dósis requeridas sin costo por el tiempo que sea necesario. Como premisa es necesario que sea un gobierno honesto, con representatividad social el que instrumente una acción de este tipo, de lo contrario las redes de impunidad y complicidad existentes propiciarán la migración de los delincuentes hacia otras actividades antisociales como el secuestro, la trata de personas, tráfico de armas, etc. Esto ya ha sucedido en el marco de la llamada 'guerra contra el narco' que ha permitido la recomposición de los cárteles, el encarecimiento de la droga, el desprestigio del gobierno, y que solo ha sido pretexto para militarizar al país, con un ejército dispuesto para intimidar a la población y como una advertencia de represión a los movimientos políticos disidentes.La real preocupación de la oligarquía es la inseguridad, pero la que amenaza sus intereses representada por el Movimiento de la Resistencia Civil Pacífica hacia la Cuarta República y en la Defensa del Petróleo. La derecha oligárquica hará todo lo posible por evitar que sus intereses se vean en peligro, por lo mismo intenta desprestigiar y ridiculizar las actividades de la Resistencia Civil Pacífica, minimiza en lo posible las denuncias sobre las trapacerías de sus miembros y ataca de violentos a quienes participan en este movimiento que se enfila hacia la Cuarta República.Por lo tanto no hay que ser ingenuos, hay que mantenerse alertas y vigilantes. Cuidar la seguridad de los líderes y procurar la organización de los eventos para evitar todo tipo de provocaciones. La derecha oligárquica está dispuesta a todo para cuidar sus privilegios. Que el evento del 15 de septiembre en Morelia sea una señal de alerta de hasta donde están dispuestos a llegar para atemorizar a la población si es necesario, pero también que sea un incentivo para apresurar el paso hacia el logro de la Cuarta República y de las acciones para hacer crecer las movilizaciones en defensa de los recursos de nuestro país.

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