jueves, 19 de junio de 2008

DOSSIER SOBRE LA HOMOFOBIA/CUESTION GAY EN CUBA‏

DOSSIER SOBRE LA HOMOFOBIA/CUESTION GAY EN CUBA 1. Viaje a la homofobia.2. Cuba por el respeto a la diversidad sexual3. Fidel Castro: Viejos prejuicios irán quedando atrás4. Homosexualidad en Cuba: el precio de la diferencia5. Revolución quiere decir que la gente viva 6. "Poco a Poco"7. Autoriza el gobierno del presidente Raúl Castro las operaciones de cambio de sexopara más información visita la página cubana: http://www.cenesex.sld.cu/webs/diversidad/diversidad.htm------------------------------------------------------------Viaje a la homofobia.Catalogados como parte de lo que entonces se llamó “lacra social”, primero amuchos homosexuales se les envió a las llamadas Unidades Militares de Ayudaa la Producción (UMAP).Ayer sábado 17 de mayo se celebró la Jornada Cubana por el Día Mundialcontra la Homofobia. Convocado por el Centro Nacional de Educación Sexual(CENESEX), con el apoyo de “varias instituciones del Estado, el gobierno yla sociedad civil”, y bajo el eslogan “La diversidad es la norma”, seefectuaron diferentes actividades educativo-culturales dirigidas asensibilizar a la población acerca de este problema. Entre otras cosas, hubopaneles sobre transexualidad, lesbianismo y travestimo, así como sobresexualidad y homofobia en el teatro cubano. Como colofón, se anunció unespectáculo de transformistas en el céntrico cine-teatro Astral al que nopude asistir, porque esta vez sus organizadores lo concibieron porinvitación.El fantasma de Funes el Memorioso me lleva hoy de la mano a evocarmínimamente cómo llegamos a este punto. El recorrido ha sido largo: unarevolución radical, que alteró de mil maneras los modos, hábitos ycostumbres, comenzando por una portentosa campaña de alfabetización, fue sinembargo bastante conservadora en materia de alteridad y sexualidad. Presa desus circunstancias y de una cultura heredada (porque desde aquí y ahora nose le pueden pedir peras al olmo) el gran suceso de 1959 no pudo deshacersede la tradición, esa que según los clásicos del marxismo merodea “como unduende sobre las cabezas de los hombres”, y por consiguiente reprodujopatrones homofóbicos que retroalimentaron el machismo recibido de España yde las culturas africanas, una mezcla explosiva a la hora de lidiar con laotredadCatalogados como parte de lo que entonces se llamó “lacra social”, primero amuchos homosexuales se les envió a las llamadas Unidades Militares de Ayudaa la Producción (UMAP) --una medida tristemente célebre, aunque efímera--por donde pasaron no sólo ellos, sino también figuras tan conspicuas como eltrovador Pablo Milanés, el cardenal Jaime Ortega y el reverendo Raúl Suárez,entre otros que por distintas razones fueron incluidos en el peculiarconcepto. Luego, en los turbulentos y dogmáticos años 70, un Congreso deEducación y Cultura definió al homosexualismo como una “patología social” yexcluyó --por lo menos en el espíritu-- a las personas de esa orientaciónsexual de las escuelas y la dirección de la cultura. Hasta en esto se fueconvencional, pues definirlo así implicaba situar la preferencia en losterrenos de la psicología y la medicina, un claro defasaje en un contextodonde el mundo ya había comenzado a hacerse preguntas al respecto que nosllegaron, como tantas cosas, tardíamente. Fue, sin dudas, el peor momento deesa historia. A escritores de esa orientación sexual no se les permitiópublicar en la Isla, como tampoco a los religiosos --y, a veces, los doscosas eran una sola--, hecho este último fundamentado en el “ateísmocientífico”, una categoría foránea que perdía de vista que la religión formaparte de la cultura y no se suprime por simple voluntad política, niestigmatizando, ni botando (el expediente de excluidos de ciertas carreras oexpulsados de la Universidad no me dejará mentir). Y el Mariel, con suenorme carga de polarización e irracionalidad, realimentó los patrones durosy estimuló a muchas personas a acoger como propio un estigma que en verdadno tenían --el de homosexual o “maricón”-- para poder salir del país como“escoria”, un código designado para aquella estampida, integradafundamentalmente por hombres jóvenes, oscuros, solteros y desempleados que amenudo tenían problemas con la Ley, pero en el fondo algo más compleja queeso.Como el monte se tumba cortando primero los árboles, hay consenso enreconocer el importante papel que desempeñó un filme de Tomás Gutiérrez Aleay Juan Carlos Tabío (Fresa y Chocolate, 1993), al llamar la atención sobrela complejidad del fenómeno más allá de las etiquetas, y al defender la ideade una dinámica auténticamente humana entre dos personas de orientaciónsexual distinta y formación contrapuesta. Desde luego, eso no significa queel machismo se haya evaporado automáticamente de la cultura, pero hoy sepercibe al menos, sobre todo en las generaciones más jóvenes, un mayor gradode aceptación de la alteridad: tomo nota de que mi hijo menor usa más lapalabra “gay” en lugar de la otra. Un dato de no poca monta es que unacomisión de la Asamblea Nacional tiene actualmente en estudio un proyecto deLey sobre el cambio de identidad sexual y lo transgenérico, lo cual, deaprobarse, pondría a Cuba en un lugar de punta en el concierto de lasAméricas.Esto, más la moratoria de la pena de muerte, y no tanto la autorización paracomprar objetos, marca, Flavio, la verdadera senda de los cambios.18 de Mayo del 2008,------------------------------------------------------------------------------------------------(tomado de La Jiribilla, 24 de mayo de 2008) Cuba por el respeto a la diversidad sexualJohanna PuyolEl Día Mundial contra la Homofobia y la Transfobia se celebra en numerosos países del mundo el 17 de mayo, pues ese día la homosexualidad fue finalmente retirada de la lista de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud, en el año relativamente reciente de 1990. Desde entonces más de 40 países celebran activamente esta fecha con manifestaciones o jornadas festivas. Sin embargo, casi 20 años después, en más de 70 naciones la homosexualidad aún está penada por la ley, y en algunos casos incluso con la pena de muerte.Este año Cuba se sumó al festejo mundial y por primera vez se vio hondear en público la bandera multicolor que representa internacionalmente al movimiento homosexual, en el céntrico Pabellón Cuba de la capital. En una jornada organizada por el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), con el apoyo oficial de varias instituciones del estado, el gobierno y la sociedad civil, el Pabellón fue la sede de numerosas actividades educativas y culturales bajo el llamado de "Diversidad es la norma", las cuales también se extendieron en menor medida por otras provincias del país."Este es un momento muy importante para nosotros, hombres y mujeres de Cuba, porque por primera vez estamos juntos de esta manera, hablando profundamente y con bases científicas sobre estos temas", dijo la Máster en Sexualidad Mariela Castro, directora del CENESEX, acerca del exhaustivo programa del día cuyo objetivo fue educar a la población cubana en el respeto a la diversidad sexual y eliminar la discriminación homofóbica que es todavía una de las lastras latentes en nuestra sociedad, pues se encuentra afianzada por décadas de prejuicios y no sufrió la condena social y legal con que fueron castigados otros tipos de discriminaciones desde el triunfo revolucionario en 1959.Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, quien estuvo presente en la celebración, alabó el trabajo realizado por el CENESEX en el Programa Nacional de Educación Sexual, y afirmó que la solidaridad entre todos los hombres es parte sustancial del socialismo.Cientos de personas acudieron al encuentro para informarse o manifestar su apoyo, junto a los homosexuales, transexuales y travestis cubanos que tomaron voz pública para defender sus derechos en varios paneles realizados, en los que apelaron a la familia, a la escuela y a la sociedad para abolir principios obsoletos y promover acciones educativas permanentes que lleven a la aceptación y al respeto de la libre y responsable orientación sexual e identidad de género, más saludable para la adecuada convivencia social que una condescendiente tolerancia o la indiferencia que enmascara hostilidad.La jornada incluyó, además, proyección de películas, presentación de revistas, puestas en escena teatrales, tertulias literarias, campañas de prevención del VIH/sida, servicios de apoyo, orientación y consultoría sexual, una feria del libro, la develación de un mural contra la homofobia, pruebas instantáneas de VIH y grupos de adolescentes promotores de salud que repartieron por las calles plegables y condones.La clausura llegó en la noche de forma espectacular con la presentación teatral ¡Ay, mi amor!, de Teatro El Público, y un espectáculo de transformistas dirigido por Carlos Díaz en el cine-teatro Astral.Las acciones educativas promovidas por el CENESEX no acabaron con el día, sino que se mantendrán activas durante todo el año, con vistas a crear una sociedad más justa donde prime, según reza entre sus principales objetivos, "el respeto a la dignidad plena de las personas homosexuales, bisexuales y transgéneros". -----------------------------------------------------------------------------------------------------Fidel Castro: Viejos prejuicios irán quedando atrásFragmento del libro Cien Horas con Fidel de Ignacio RamonetRamonet: Uno de los reproches que se le hizo a la Revolución, en los primeros años, es que se dice que hubo un comportamiento agresivo, un comportamiento represivo contra los homosexuales, que hubo campos de internamiento donde los homosexuales eran encerrados o reprimidos. ¿Qué me puede usted decir sobre ese tema?Fidel: En dos palabras, usted está hablando de una supuesta persecución a los homosexuales.Yo le debo explicar de dónde nace eso, por qué nace esa crítica. Le puedo garantizar que no hubo nunca persecución contra los homosexuales, ni campos de internamiento para los homosexuales.R: Pero hay bastantes testimonios sobre eso.F: ¿Qué tipo de problema se produjo? Nosotros, por aquellos primeros años, nos vimos envueltos en una movilización casi total del país, ante los riesgos de agresión inminente por parte de Estados Unidos que realmente tuvieron lugar: guerra sucia, invasión de Girón, Crisis de Octubre. En toda aquella etapa hubo muchos presos.Se creó el servicio militar obligatorio. Nos encontramos con tres problemas: la necesidad de un nivel escolar para prestar servicio en las Fuerzas Armadas, debido a la tecnología sofisticada, porque tú no puedes entrar con segundo, tercero o sexto grado, tenías que tener por lo menos siete, ocho o nueve grados, y después más. A algunos hombres teníamos que extraerlos de las universidades e incluso utilizar a muchos graduados. Para manejar una batería de cohetes tierra-aire tenían que ser graduados universitarios.R: En ciencias, me imagino.F: Usted lo sabe muy bien. Eran cientos de miles de hombres, todo eso afectaba las distintas ramas, no solo los programas de preparación, sino también ramas importantes de la economía. Había personas que no tenían capacidad y el país necesitaba de ellas por la gran sustracción que se hacía a centros de producción. Ese era un problema a enfrentar.Había a su vez algunos grupos religiosos que, por principio o por doctrina, no aceptan la bandera o no aceptan las armas. Eso a veces lo tomaba alguna gente como pretexto para crítica u hostilidad.Por último estaba la situación de los homosexuales, que no eran llamados al servicio militar. Usted se encuentra con problemas de resistencia fuerte contra los homosexuales, y al triunfo de la Revolución, en esa etapa de que estamos hablando, el elemento machista estaba muy presente en nuestra sociedad y prevalecían aún ideas contrarias a la presencia de los homosexuales en las unidades militares.Estos tres factores determinaron que no se les llamara a las unidades militares; pero adicionalmente aquello se convertía en una especie de factor de irritación, ya que eran excluidos de tan duro sacrificio y algunos usaban el argumento para criticar aún más a los homosexuales.Con aquellas tres categorías de los que por una razón o por otra estaban excluidos, se crearon las llamadas Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), donde participaban personas de las categorías mencionadas. Eso fue lo que ocurrió.R: ¿No eran campos de internamiento?F: Esas unidades se crearon en todo el país y realizaban actividades de trabajo, principalmente de ayuda a la agricultura. Es decir, no afectaba solo a la categoría de homosexuales, aunque sí ciertamente a una parte de ellos, a los que eran llamados al servicio militar obligatorio, una obligación en la que estaba participando todo el mundo.De ahí nace el problema, y es cierto que no eran unidades de internamiento, ni eran unidades de castigo; al contrario, se trataba de levantar la moral de los que ingresaban en esas unidades, presentarles una posibilidad de trabajar, de ayudar al país en aquellas circunstancias difíciles. Estaban también muchas personas que por razones religiosas tenían la oportunidad de ayudar de otra manera a la patria; prestaban el servicio no en las unidades de combate, sino en unidades de trabajo, e incluso recibían en el orden material los mismos beneficios que cientos de miles de reclutas incorporados a las Fuerzas Armadas en virtud del Servicio Militar.Claro, después, en una visita realizada a Camagüey, recorriendo uno de sus planes agrícolas, conocí de la distorsión en algunos lugares de la idea original, porque no te puedo negar que había prejuicios con los homosexuales. Indiqué personalmente revisar este tema. Aquellas unidades apenas duraron tres años.Más adelante, después de superadas las deficiencias iniciales, surgió nuestro prestigioso Ejército Juvenil del Trabajo que tiene ya más de 30 años de fundado. Sus integrantes realizan una preparación militar previa y el resto del tiempo lo dedican a producir para la población. Han laborado en la construcción de viviendas, de escuelas, la reparación y construcción de vías férreas y otras tareas de carácter económico y obras de infraestructura. También ha sido decisiva su participación en la producción agrícola en aquellas regiones donde existe déficit de fuerza de trabajo. Su meritorio papel en los momentos difíciles del período especial, les ha ganado el reconocimiento del pueblo.R: ¿Usted considera que esos prejuicios eran un aspecto del machismo?F: Era una cultura, pasaba igual con otros sectores. Sí le puedo decir que jamás la Revolución promovió esos prejuicios; al contrario, la Revolución promovió la lucha contra distintos tipos de prejuicios. En relación con la mujer había prejuicios, y muy fuertes, y en relación con los homosexuales también. Yo ahora no voy a defenderme de esas cosas; la parte de responsabilidad que me corresponda la asumo. Ciertamente yo tenía otros conceptos en relación con el problema. Tenía opiniones, y más bien me oponía instintivamente y me habría opuesto siempre a cualquier abuso, a cualquier discriminación, porque aquella sociedad emanada de la injusticia estaba saturada de prejuicios. Ciertamente los homosexuales eran víctimas de discriminación. En otros lugares mucho más que aquí, pero en Cuba sí eran discriminados. Hoy, una población mucho más culta, más preparada, ha ido superando esos prejuicios.Debo decirle, además, que había ?y hay? destacadísimas personalidades de la cultura, de la literatura, figuras muy prestigiosas en muchas ramas del conocimiento, que eran o son homosexuales, y han gozado y gozan, a pesar de los prejuicios, de gran consideración y respeto en nuestro país. No hay que pensar en sentimientos generalizados. En los sectores más cultos y más preparados existían menos prejuicios contra los homosexuales. De modo que la discriminación y el machismo son hoy y lo serán cada vez más inversamente proporcionales al nivel de cultura y conocimiento de nuestros compatriotas.R: ¿Usted piensa que se han combatido eficazmente los prejuicios contra los homosexuales?F: Me gustaría pensar que la discriminación contra los homosexuales es un problema que está siendo superado, y así lo percibo. Confío en ello como confío en que nuestro pueblo será pronto uno de los pueblos más cultos, más sensibles y justos del mundo. Viejos prejuicios y formas estrechas de pensar irán quedando atrás.Al principio también hubo conflictos entre la Revolución y algunas iglesias, prejuicios que alimentaron antisocialistas por un lado y antirreligiosos por otro. El Partido adoptó la drástica medida de no admitir creyentes en sus filas. Yo me considero con parte importante de esa responsabilidad, porque lo veíamos como riesgo de un posible conflicto de lealtades, y había muchos católicos, por ejemplo...R: ¿En el seno del Partido?F: No, católicos que eran revolucionarios.R: ¿Pero que no podían entrar en el Partido?F: Se estableció el principio de que los religiosos no podían ingresar a las filas del Partido. Podían ser creyentes tratados con toda consideración y respeto de acuerdo con su actitud política, pero no ingresar en el Partido. Y no crea que costó poco trabajo y años hacer prevalecer el criterio de que era necesario abrir a los creyentes las puertas del Partido.R: ¿Usted acabó por defender esa tesis?F: Aunque mi posición era distinta cuando se estableció la exclusión al crearse el Partido, yo casi fui de los primeros defensores de la idea del ingreso de los creyentes. Hace más de 30 años entré en contacto con la Teología de la Liberación. Tuve mi primera reunión con representantes de esa corriente en el año 1971, en Chile. Me encuentro allí con muchos sacerdotes y pastores de diversas denominaciones, y me reuní en la Embajada de Cuba con todos ellos. Entonces, después de horas de intercambio, les planteo la idea, que ya venía madurando hacía tiempo, de la unión entre creyentes y no creyentes, es decir, entre marxistas y creyentes en pro de la Revolución.R: Como decían los sandinistas: "Cristianismo y revolución, no hay contradicción".F: Nosotros lo dijimos mucho antes, porque la Revolución sandinista triunfa en 1979, ya yo a dondequiera que iba defendía esa idea: en Chile cuando visité a Salvador Allende en 1971, y hasta en Jamaica cuando visité a Michael Manley en 1977. Era la política que veníamos aplicando. Casi todas las Iglesias de esa corriente fueron muy receptivas. Yo proclamaba que el cambio revolucionario necesario en el hemisferio requería la unión de marxistas y cristianos. Sostuve esas ideas y cada vez las sostengo más.En un momento dado, dije: "Nosotros estamos planteando la unión de marxistas y cristianos, y en el Partido no aplicamos esas ideas, todavía tenemos las viejas." Luchar, incluso, contra prejuicios y creencias surgidas no fue fácil, y hubo que luchar duro.[...]R: ¿Se fija usted también en el porcentaje de mujeres?F: Luchar contra la discriminación de la mujer fue tarea dura; hasta llegó a proclamarse un código de carácter moral, el Código de Familia: la obligación para los hombres de compartir con las mujeres las tareas del hogar, la cocina, la atención a los hijos. Se avanzó mucho en ese terreno.La inmensa mayoría de los que ingresaban en las universidades eran mujeres. Porque en esas edades de secundaria y de preuniversitario son más estudiosas y tenían mejores notas, en dos palabras. Y como entraban por expediente ...A nuestros médicos los enviamos a muchos países del mundo.Hay algunos países en los que su cultura local hace difícil que sea una mujer la que preste el servicio médico, pero tú convocabas para estudiar medicina a hembras y varones y de cada tres, dos de los que tenían mejores notas eran muchachas.A veces para una carrera, usted decía: "Bueno, estamos muy necesitados", y en esos casos los varones eran exonerados, incluso, del servicio militar, pero de cada tres seleccionados por expediente, dos eran mujeres. Tuvimos que asignar una cuota, digamos, 45 % de hombres y 55 % de mujeres, porque la inmensa mayoría de los que reunían los requisitos eran mujeres. Ese proceso, por las causas mencionadas, se traduce en que crecía la fuerza técnica femenina, y hoy el 65 % de la fuerza técnica del país son mujeres.R: Un progreso bien espectacular.F: Las mujeres, además, tienen el parto, una función natural vinculada a ellas. Cuando dan a luz, les concedemos un año libre para que críen a los hijos, no para buscar que haya más partos, sino porque lo mejor que puede recibir un niño al llegar al mundo es la leche y la influencia de la madre.Existen otros planes de las llamadas vías no formales para enseñar a los niños. Hay que educar a los padres. Es mucho mejor cuando es la madre. Por ejemplo, la separación del núcleo familiar tiene mucha incidencia en el abandono de los estudios y en aquellos muchachos que van a las prisiones. Pero cuando uno de los dos padres es profesional, aunque se hayan divorciado, como en general los niños se quedan con la madre, si ella es profesional, el efecto negativo se reduce considerablemente.R: ¿El efecto en materia de marginación, de delincuencia?F: En el 71 % de los casos de jóvenes delincuentes, un 19 % no estaba ni con el padre ni con la madre. Así que con la presencia de la madre o del padre que tenga al niño ?en general suele ser la madre, es el hábito?, si estos tienen un elevado nivel cultural, tú no te percatas del efecto adverso que suele ocasionar el divorcio, la separación del núcleo; si ambos o alguno de los dos, especialmente la madre, se ocupan de los hijos, apenas hay diferencia. Aspiramos a que las mujeres alcancen el máximo nivel profesional y técnico posible por el bienestar de la familia y la sociedad. Antes eran terriblemente discriminadas y a su alcance estaban solo los trabajos más humillantes; hoy las mujeres son ya por sí mismas un decisivo y prestigioso segmento de la sociedad, que constituye, ya le dije, el 65 % de la fuerza técnica y científica del país.Las mujeres se abren paso por sí mismas, son una fuerza abrumadora. Lo que tal vez se necesite en el futuro será una Federación de Hombres Cubanos.R: ¡Para defenderse!F: ¡Exacto!Porque usted ve ya dondequiera a las mujeres ascendiendo, ascendiendo, y no han alcanzado todavía el tope, pero no han pasado en balde 46 años desde el triunfo de la Revolución. ----------------------------------------------------------------------------------------------------------(tomado de La Jiribilla, 24 de mayo de 2008) Homosexualidad en Cuba: el precio de la diferenciaEquipo de Investigaciones, Alma Mater (revista de la Universidad de La Habana)"La verdad que hace a los hombres libres es la que la mayoría prefiere no oír" Herbert Agar, sexólogo norteamericanoEntre muchos cubanos, aceptar ciertas expresiones de la diversidad social sigue siendo un trago difícil. A pesar de la sucesión generacional y de importantes rupturas con el moralismo machista que tuvieron lugar en los últimos 40 años dentro de la Isla, todavía pesan prejuicios y tabúes. La homosexualidad, por ejemplo, continúa valorándose generalmente (con más o menos refinamiento) desde las trincheras del rechazo y la condena, a pesar de que cada vez son más las personas que deciden no mantener oculta su orientación homosexual.Aún así, no son pocos los que coinciden en decir que a partir de los 90 la sociedad cubana ganó en tolerancia con respecto al homosexualismo, y se ha llegado a hablar incluso de un "destape", concepto que -al decir de los especialistas- encierra en sí mismo una alta dosis de prejuicio, a la vez que expresa una relativa apertura social al tema.Sin embargo, la más benévola y quizá frecuente reacción social ante las expresiones de la homosexualidad, parece ser la indiferencia. "Yo no estoy en contra, pero tampoco estoy a favor; mientras no se metan conmigo..." decía un entrevistado sin percibir probablemente cuán bien graficaban sus palabras la "apatía" social alrededor del asunto."No creo que en realidad se trate de indiferencia", comentaba otra persona consultada que prefirió no dar a conocer su nombre. "Tras esa apatía se esconde el temor a aceptar la diferencia, el miedo a que te confundan tan solo por hablar un poco más a fondo del tema. Desentenderse me parece un poco cobarde, y es una fórmula para no parecer cromagnon, pero también para que nadie pueda pensar que estás defendiendo a los homosexuales, aceptándolos".A través de ese rechazo vestido de "no me importa", podrían explicarse reacciones como la de la primera persona de orientación homosexual que entrevistó Alma Mater digital: "¿Para qué hablar de eso? ¿A quién diablos le interesa? ¿Qué vas a resolver con eso?"."Dibújate un plano de tu deseo y vive en él"Otros criterios menos airados, reflejaron conformidad, descontento, resignación. Pedro Rojas es un hombre de 44 años que gusta de hacer vida hogareña, y que tiene un trabajo donde se siente útil, responsable y celebrado, pero prefiere que lo traten y respeten en vez de por su "buen carácter" y su "sensibilidad", por su conducta como ser humano y como profesional. Es muy común que las cualidades más reconocidas en los homosexuales sean: "son muy serviciales", "tienen buen gusto", "son gente fina", "no están en nada"... Por eso, Rojas quisiera que lo midan más por su capacidad, por su entrega a la profesión, por su ética de vida, y no por valores más externos, clichés que tienden a banalizar el papel social de las personas que no poseen una orientación heterosexual."El de nosotros ?comenta Pedro Rojas? es un mundo de cortinas, a menudo descorridas por uno mismo o por los demás. Entonces lo mejor es, como decía Lorca, dibujar un plano de tu deseo y vivir en él dentro de una norma de belleza", dijo con serena resignación.Son muchos los gays y lesbianas que eligen esconder su identidad sexual no solo por el conflicto familiar que la reafirmación de su homosexualidad provocaría. Su prosperidad profesional podría estancarse o llegar a una bancarrota insuperable, si en sus centros laborales conocieran del asunto personas con prejuicios y poder."Cuando en mi centro conocieron que yo era gay, acabó mi expansión profesional ?recuerda el ingeniero Raúl Izquierdo-. De pronto dejé de viajar, se limitaron mis posibilidades de ascenso. Incluso, algunos compañeros míos llegaron a decirme que por el problemita mío ya el jefe no me consideraba confiable. Sin embargo, cuando tenía problemas o necesitaba resolver urgente y con eficiencia cualquier asunto de la empresa, me salía a buscar a mí, al menos confiable. Por eso, entre otras cosas, preferí reorientar mi mundo hacia la cerámica"."Salir del closet"Aunque no se les quisiera reconocer a plenitud, personas con preferencia por el mismo sexo siempre han existido y, a su modo, han ido reclamando espacios que el prejuicio sociocultural les tiene negados o limitados. Hasta los años 90 el homosexualismo parecía una expresión muy minoritaria.La apertura del país al mundo en términos económicos, y el consiguiente boom del turismo, junto a cierta comprensión y tolerancia por parte de la familia y las instituciones públicas, posibilitaron que a los homosexuales se les comenzara a reconocer ?aunque de manera aún tímida, según coinciden especialistas? como segmento poblacional a atender. El "fenómeno" era mucho más notorio que lo creído.Aun así no existen estudios rigurosos, verdaderamente abarcadores sobre el tema, y mientras los homosexuales prefieren reprimirse y esconder su orientación, la sociedad percibe que "cada vez hay más"; o mejor, cada vez son más los que deciden "salir del closet". Se nota en calles, en escuelas, centros laborales. Lo escuchan en sus consultas médicos y sicólogos escogidos como confidentes para compartir el "secreto"."Cuando tienes confianza o empatía con estos pacientes a veces confiesan su orientación sexual, aunque no haga falta para evaluar el diagnóstico. Es como una forma de liberación espiritual", expresa la doctora Beatriz Alfonso, especialista en Medicina General Integral en una comunidad del municipio capitalino de Playa.En el mismo mundo de la salud pública, curiosamente, hay mucho desconocimiento en torno a la homosexualidad, lo mismo por profesionales que por estudiantes, según corroboran estudios realizados sobre todo para diplomados y maestrías en sexualidad. Por cuestiones como esa, el mito de la homosexualidad puede resultar insospechadamente discriminatorio desde el sector del que más humanidad y ayuda se espera recibir.En una investigación realizada con alumnos de la Facultad de Ciencias Médicas Finlay-Albarrán, de Ciudad de La Habana, estos rechazaron en un 97% a los homosexuales si eran cubanos, y en un 46% si eran extranjeros.Mayra Rodríguez, psicóloga y Máster en Sexualidad del Centro Nacional de Educación Sexual, dice que los homosexuales son, simplemente, gente necesitada de reconocimiento como seres humanos, sin que se les rechace, pero también sin lástima. "La sociedad ha tenido un cambio de actitud hacia estas personas, y podríamos decir que se les tolera. Pero no se les acepta, porque no existe una implicación sociológica para pensar que quienes difieren de nosotros por su preferencias sexuales, son iguales por su condición de individuos. De todas formas, considero que el gobierno hace bastante por cambiar esta situación, imposible de manifestarse distinta de un día para otro"."Yo sé que es un sueño esto que digo"La Constitución de la República de Cuba establece que todos los ciudadanos son iguales ante la ley, con los mismos derechos y obligaciones, sin discriminación de raza, sexo, edad u origen social. Pero homosexuales, travestis y transexuales quisieran sentirse más defendidos por la ley."No se trata de exigir reivindicaciones lingüísticas dentro de los textos legales", aclara Roxana Trieste, estudiante de una carrera humanística en la Universidad de La Habana, quien decidió hace dos años llevar públicamente y con toda dignidad su condición homosexual, a pesar de la "hecatombe familiar" que, en efecto, provocó su noticia."Con palabras no se cambian las realidades ?comenta Roxana mientras toma de la mano a Yuliet, su pareja?, pero que la ley representara de alguna manera nuestro derecho a existir en sociedad de modo pleno, sería un gran adelanto. Yo sé que es un sueño esto que digo. Estoy fantaseando casi, pero si eso llegara a ser realidad habría que luchar mucho para que esas reformas en la ley no se convirtieran en letra muerta. Haría falta, además, un deseo real y acciones concretas para acorralar la discriminación de que somos objeto por la sociedad y por nuestras familias."Las únicas modificaciones introducidas en el Código Penal vinculadas al tema del homosexualismo son relativamente recientes, comenta Yamila González, especialista jurídica de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Dos artículos, referido uno al ultraje sexual y otro a la corrupción de menores, hacían referencia explícita al castigo que merecerían los homosexuales de caer en delitos como esos. Afortunadamente, se decidió omitir de los textos aquellas alusiones directas a las personas de orientación homosexual por considerarlas ofensivas. Quedaba muy claro que el tabú machista había permeado ?como a otras tantas cosas? el Código Penal. Yamila González considera que esas rectificaciones, aunque demoradas, significan cierto avance. "Ahora hay condiciones para dar pasos más acelerados", opina.Ni para mal, ni para bien, "somos los invisibles", comenta una joven profesora de la Universidad de La Habana que prefirió no hacer público su nombre. "Resulta que a las lesbianas y a los gay ya no se nos trata de forma peyorativa en las leyes. Eso está bien. Aplausos. Pero ahora, sencillamente, hemos desaparecido, y no existe una sola palabra que nos reconozca. O sea, no se nos ofende, pero tampoco se nos tiene en cuenta como comunidad urgida de protección en sus derechos, al igual que las mujeres. El no reconocimiento, la invisibilidad, no es menos irrespetuosa".La Fiscal del Departamento de Procesos Penales de la Fiscalía Provincial de Ciudad de La Habana, Daysi Aguilera, explica que ciertamente el país no tiene regulaciones o leyes que perjudiquen, pero tampoco que beneficien a los homosexuales. "Tampoco se vislumbra que las tengamos pronto. En esto influye mucho la resistencia que hace una sociedad culturalmente machista como la nuestra a esos cambios, sobre todo si les parecen muy dinámicos".La jurista Daysi Aguilera añade que las leyes siempre van más lentas que el desarrollo social, y "si la costumbre demora en generar derecho, también demora cualquier iniciativa, propuesta o proyecto en convertirse en ley".La licenciada especifica que los homosexuales cubanos no han cuestionado abiertamente los derechos que tienen, ni han exigido otros, a diferencia de algunos países donde los ciudadanos han sido parte de movimientos sociales imposibles de ignorar institucionalmente, y que han conducido a conquistas como el matrimonio, el derecho a la pensión y la adopción de hijos por parejas del mismo sexo.La gran esperanza de los homosexuales cubanos es que el respeto a su orientación sexual se convierta en sentido común, en obviedad feliz. En ocasiones, por desesperación, creen que su dibujo de vida en vez de luz, gana sombra; en vez de apoyo, retroceso. A su favor, pareciera estar el hecho de que transitan un camino labrado en buena medida por ellos mismos, sin mucho ruido, pero ya con suficiente resonancia en la sensibilidad de una parte creciente, aunque todavía minoritaria, de la sociedad. ---------------------------------------------------------------------------------------------------------Revolución quiere decir que la gente viva Rufo Caballero El sábado 17 de mayo tuvo lugar en Cuba un acontecimiento que hace historia. Sin dudas, hace historia. Pero sucedió no en Cuba, así, en general, sino en el cine-teatro Astral, dirigido por la Unión de Jóvenes Comunistas, y usualmente reservado para asuntos concernientes a la Batalla de ideas. Allí, se desplegó un competente espectáculo de transformistas, bajo la dirección del maestro Carlos Díaz y con la asesoría del Centro Nacional de Educación Sexual. ¿Y?, debiera ser la pregunta. ¿Cuál es la paradoja de que en el espacio consagrado a la Batalla de ideas se exhiba, con toda la naturalidad del mundo, un notable espectáculo de transformistas? Tiempos son de comprender que si de algo tiene que ocuparse la Batalla de ideas es precisamente de saber negociar con la subjetividad, con el mundo de la mentalidad del cubano. Batalla de ideas no son sólo las campañas directamente políticas, sino todo aquello que pueda hacer sentir bien al cubano de a pie; ello es: eliminar barreras artificiales, acabar con las exclusiones y las segregaciones, comprender que todos los sujetos, absolutamente todos, merecen expresarse. Eso es Batalla de ideas, y de las buenas. Con razón y con justicia, entonces, el Astral se vistió de gala, y de gloria. El espectáculo resultó excesivamente largo, pero fue comprensible: era la primera vez que acontecía, a este nivel de legitimidad pública, semejante acto de justicia social, y por consiguiente, había que gastárselas todas. Y se las gastó el maestro Carlos Díaz, quien ofreció un recio espectáculo, de buen gusto, cálido sin tremendismos, comunicativo sin mayores efectismos. Sobresalió la brillante interpretación de Waldo Franco como Virgilio Piñera, personaje que, en la escena, dijo –admirablemente- algunos de los poemas del gran dramaturgo cubano. Luego, destacó el arte de ese torrente de temperamento y de talento que se llama Abraham o Imperio, como se quiera, en una memorable reinterpretación de un tema de El fantasma de la Ópera . De cerca seguido por las virtudes histriónicas de Samantha de Mónaco, Estrellita, Naomi, Maridalia, y tantas otras, u otros –de poco importa la delimitación-, que hicieron delirar al público, siempre dentro de las normas del respeto y la profesionalidad. El diseño de vestuario fue particularmente creativo, como en el caso de el/la transformista que se vistió de policía, con uniforme metálico, esposas y todo. La escena era presidida por una enorme y preciosa bandera cubana. Y Carlos, malicioso, con todas las mañas de su oficio, supo intercalar, entre los divismos pop de las transformistas, notables estampas de la cubanidad: la Cecilia Valdés del maestro Gonzalo Roig, un homenaje a Oshún, un guiño a la gracia del teatro bufo cubano, etc. Y era hermoso constatar cómo ese público –donde había de todo, pero abundaba ciertamente el sujeto gay-, común y discriminatoriamente vinculado a la frivolidad, aplaudía a rabiar cuando aparecían algunos de los signos mayores de la cubanía. Eso demostró que no se nos puede ir un Diego más. Estos, como aquel de la entrañable película de Alea, Tabío y Senel, aman profundamente su país y su cultura, y no hay razón alguna para que nada o nadie los excluya o los ningunee. El espectáculo fue la culminación de una exitosa jornada cultural contra la homofobia, la transfobia y otras formas de exclusión. Detrás de todo esto, estaba, justo es subrayarlo, una brillante mujer: Mariela Castro, a quien tal vez su humildad le impida percatarse de las páginas que está escribiendo para la historia de este país. Había que ver la emoción con que los transformistas, entre lágrimas, le agradecían, con flores y con abrazos, su obra de ensanchamiento social. Quienes tuvimos el privilegio de asistir esa noche al Astral guardamos el orgullo de haber compartido una noche histórica en la vida de la nación cubana. Pero no sólo Mariela. Todo el CENESEX, institución que encabeza las fuerzas democráticas de una Cuba abierta al cambio; institución sabedora de que Revolución quiere decir que la gente viva, sin odiosas exclusiones, sin pretericiones, sin prohibiciones, sin silencios. Son muchos los artistas, los intelectuales, los sexólogos, los sociólogos interesados en una Cuba abierta a la vida. Esos intelectuales y artistas son, antes, con absoluto orgullo, cubanos de a pie. Cubanos que han devuelto la esperanza a los suyos, en cuanto al sentido verdadero de la palabra Revolución. Una Revolución no se hizo para zaherir, para sancionar, para olvidar; una Revolución se hizo para que la gente respire, para que la gente se exprese, para que la gente disfrute. El placer y la satisfacción no son enemigos de la Revolución: son aliados; son legítimas ambiciones, allí donde un tiempo sólo se pensó en el sacrificio y la abnegación. Que también, porque la vida no es sólo una noche de lentejuelas, pero deber y placer deben complementarse en la vida de mucha gente ávida de experiencias como esta jornada. No son tiempos para resabios. No son tiempos para pases de cuenta impropios. No son tiempos para la torcedura de pensar que todo esto es simulacro de la misma oficialidad. Como cuando Fresa y chocolate: palo porque boga y palo porque no boga. Para los extremistas del exilio, era una obra prevista por el régimen; para los extremistas de adentro, era una obra pagada por la CIA. Y justo al medio, como en una carpa en medio del mar, una pieza emancipadora, que abría caminos de comprensión en la vida de los cubanos. Tiempos son de apoyar todo aquello que implique apertura, entendimiento de que una Revolución no es la guillotina al centro de la Plaza –como en aquella gran novela del maestro- sino un grupo de transformistas encima de un escenario. Porque hora es de comprender que el cuerpo de cada cual importa sólo a cada quien, pues el individuo se mide por su grado de contribución al cuerpo social, por el mundo de valores y no por las marcas en el cuerpo físico: por el sentido de la solidaridad, de la fraternidad, del desprendimiento, por la inteligencia, por la cultura. Obra de inteligencia y de cultura ha sido esta jornada, que incluyó debates, paneles, conferencias, exposiciones. En nombre de los intelectuales cubanos, pero sobre todo de los cubanos sin gloria, de los cubanos roncos y profundos de todos los días, esos que no resisten más el diferimiento y la segregación, me arrogo el derecho de agradecer al CENESEX y a Mariela Castro esta jornada cultural contra la homofobia. Victoria ha sido de la nación cubana. Escrita ha quedado en las mejores páginas de una Cuba que mira al mañana verdaderamente con todos, por el bien de todos, y el diálogo humanísimo entre todos los que, por naturaleza, son diferentes o similares. Diferentes son en la apariencia –una pluma en la cabeza, una camisa de cuadros, una cinta en el pelo-, pero idénticos son en tanto humanos y cubanos. --------------------------------------------------------------------------------------------------Desde La Habana: "Poco a poco"Por Manuel Alberto Ramy"Ni payasos ni gente a despreciar, son personas como nosotros, pero diferentes en cuanto a su elección sexual", me dijo Alex Caraiba --20 años, estudiante universitario-- en uno de los pasillos del Pabellón Cuba, ubicado en el corazón de La Rampa habanera. En esta amplia edificación se celebró la actividad central por la Jornada Cubana contra la Homofobia."Soy heterosexual, pero estoy en contra de las discriminaciones: los apoyo", añadió Alex."Estoy aquí para apoyarlos", dijo Yadira, también joven, quien sin detener su camino hacia el salón central, agregó: "Me gustan los hombres, pero tengo amigas lesbianas y no tienen porque andar escondidas".Salir del closet y ser aceptados es un largo y paciente camino no exento de problemas para los homosexuales, lesbianas, travestis y bisexuales. Pero desde hace años cuentan con el apoyo del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), que dirige Mariela Castro Espín.El tema se las trae y abundan las discrepancias."Quien ha visto eso de parejas de ma.y de.", exclamó Julio (42 años, empleado de correos) en la acera frente al Pabellón.Como Julio hubo otros que manifestaron expresiones duras y despectivas. También están los que no desean que los maestros o maestras de sus hijos y nietos sean homosexuales o lesbianas.La machista sociedad cubana -- en algunas regiones más que en otras--, ha ido sufriendo cambios sensibles y apreciables en cuanto a la preferencia sexual, especialmente en las generaciones más jóvenes. Otros, particularmente entre los de mayor edad, no piensan igual.De ahí el empeño divulgativo que primó en este evento.Mariela Castro Espín sabe el terreno que pisa. Sus palabras en el evento central lo demuestran: "Ustedes saben que estamos haciendo esfuerzos, no solamente educativos, sino también en el plano de la legislación; que vamos poco a poco, que vamos trabajando con mucho cuidado, porque las cosas que se quieren mucho se trabajan con cuidado y con mucha atención".Si bien ha logrado un mayor nivel de tolerancia hacia las diferentes manifestaciones de la sexualidad, ella palpa que el tema es complejo y tiene varias aristas, como el legal al que hace mención.En el parlamento cubano se está revisando el Código de Familia y si bien la aspiración del CENESEX y de los interesados es el de lograr el matrimonio homosexual, la realidad inclina a limitar el objetivo.En la Isla existen, además de segmentos importantes de la población que no estarían de acuerdo, instituciones religiosas que por diferentes vías han manifestado su rechazo a equiparar los matrimonios de homosexuales con los de los heterosexuales. La Iglesia Católica cubana ha sido muy diáfana al respecto. ¿Para qué tropezar con estas instituciones? ¿Para qué chocar con opiniones adversas de la población, que podrían ser mayoritarias?El presidente del parlamento cubano, Ricardo Alarcón de Quesada, quien estuvo presente en el acto central, fue muy prudente en sus declaraciones a los medios.Esta Jornada "se conmemora en todo el mundo y busca promover la comprensión, la educación entre los seres humanos y me parece que es una actividad necesaria", expresó.Comprender y educar equivalen a tolerar, no marginar, menos aún reprimir --como sucedió en décadas pasadas-- y aceptar lo diferente; pero de ahí al matrimonio hay un trecho largo.En el evento, la aceptación tuvo un momento emocionante cuando una señora, que se identificó como religiosa pidió la palabra y llamó a todos los presentes a hacer lo mismo que los creyentes de su fe hacen en un momento del servicio religioso: "Vamos a abrazarnos todos". Y lo hicieron, algunos y algunas con lágrimas en los ojos.Salto del retrato de algunos momentos de lo acaecido en el Pabellón Cuba a darles mi opinión.¿Habrá matrimonio? De momento no lo creo. Me parece que la solución será dotar a las parejas homosexuales de los mismos derechos legales que tienen las relaciones consensuales de las parejas heterosexuales, lo cual no es poca cosa. Lo demás lo dirá el futuro. ------------------------------------------------------------------------------------------------------------(tomado de La Jornada, 6 de junio de 2008) Autoriza el gobierno del presidente Raúl Castro las operaciones de cambio de sexo--- Se avanza en "parte muy importante de los derechos" de esos ciudadanos, dice jefa del CenesexGerardo Arreola (corresponsal)La Habana, 5 de junio. El gobierno del presidente Raúl Castro autorizó las operaciones de cambio de sexo y una atención integral de salud para personas diagnosticadas como transexuales, en una de las tres reformas legales sobre diversidad sexual que se estudia en Cuba desde hace tres años.La decisión quedó formalizada esta semana con una resolución del ministro de Salud Pública, José Ramón Balaguer, y "significa que estamos avanzando en una parte muy importante de los derechos de las personas transexuales", dijo a La Jornada Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), además de hija del mandatario cubano."Demuestra el compromiso que tiene el Ministerio de Salud Pública con esas personas, a partir de lo que está legitimado científicamente", añadió la funcionaria. "Discutimos mucho para garantizar que el procedimiento sea lo más riguroso posible".Castro Espín dijo que se realizarán intervenciones en Cuba en cuanto concluya el entrenamiento que sigue un equipo médico.De acuerdo con la resolución, las personas que sean diagnosticadas transexuales tendrán derecho a solicitar la cirugía para cambiar de sexo. Como el resto de la sanidad pública cubana, estas intervenciones se realizarán sin costo para el paciente.Hasta ahora el Cenesex ha diagnosticado transexuales a 27 personas y tiene en estudio a otras 57. De las primeras, 13 cambiaron su carnet de identidad oficial y siete lo están tramitando. Una de las diagnosticadas fue operada en 1988, bajo una autorización especial, y vive como mujer.El ministro de Salud Pública resolvió crear una comisión especializada para la atención a transexuales, encabezada por el Cenesex, así como un centro de servicios integrales de salud para esas personas, que ofrecerá la consulta, el estudio de fondo, el diagnóstico, el tratamiento y eventualmente la cirugía, el posoperatorio y el seguimiento.Las personas transexuales con diagnóstico firme podrán optar libremente por someterse o no a dicha cirugía.Una segunda iniciativa sobre diversidad sexual, todavía en discusión, es la de una legislación sobre identidad de género, que permitiría que un transexual diagnosticado pueda cambiar su identidad legal, sin que necesariamente deba ser operado.Aunque la transexualidad se considera internacionalmente un "trastorno de identidad de género", la argumentación del Cenesex para esta legislación se basa en reconocerla una "realidad especial, que necesita una respuesta especial de la sociedad".La tercera propuesta es parte de un conjunto de reformas al Código de Familia, que prevé el derecho a la libre orientación sexual e identidad de género (homosexuales, bisexuales y transexuales).Esa propuesta incluye, entre otros, el reconocimiento legal de las uniones entre personas del mismo sexo, que no tendrá el nombre jurídico de "matrimonio", pero extiende a esos casos la preservación de derechos como los patrimoniales y los hereditarios.Los cambios en el Código de Familia implicarían adecuaciones en cadena a otras leyes, como el Código Civil o normas laborales o administrativas, para que personas homosexuales o transexuales puedan ejercer sus derechos en igualdad de condiciones que las heterosexuales.La Federación de Mujeres Cubanas ha propuesto realizar reformas al Código de Familia desde hace por lo menos 15 años, pero el proyecto todavía no pasa al trámite legislativo

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