viernes, 14 de noviembre de 2008

AHORA UNA DE VAQUEROS‏

Ahora una de vaqueros

Por: Rafael Cardona
Opinión

El fallo del Tribunal Federal Electoral a favor del triunfo de Jesús Ortega ha dado lugar a uno de los más ridículos momentos en la vida de la izquierda mexicana: Alejandro Encinas, el candidato derrotado, exige a su contendiente olvidarse de la sentencia y darle la espalda a la legalidad.
No podemos aceptar una intromisión del Estado en la vida del partido, es más o menos la frase con la cual Encinas trata de sostener su jocosa invitación. Como el fallo te favorece y además viene de fuera, pues entonces no lo aceptes en bien de los dos.
Si Alejandro Encinas considera perniciosa la “intromisión” de un tribunal electoral por tratarse de un órgano del Estado, pues entonces bien se vería si de una vez el PRD le devuelve el dinero de las prerrogativas al IFE, a fin de cuentas se trata de un órgano del Estado. Es más, hasta el cochino dinero es cosa del Estado, pues se imprimen los billetes y se acuñan las monedas en las imprentas y troqueles del Banco de México.
Y es una pena, el gobierno “legítimo” no tiene la legitimidad siquiera de un bilimbique…
–Sucede –me dijo un amigo del PRD– que Andrés esta furioso.
Pero mientras AM López estalla en coraje por este fallo, Jesús Ortega se apresta a tomar las riendas del PRD en sus manos después del breve periodo de Guadalupe Acosta Naranjo, quien avanzó en pavimentar algunos tramos en las relaciones con la realidad.
“En síntesis –dijo Ortega–, se hizo justicia, y cuando esto sucede, en cualquier circunstancia, esto es para bien; desde luego, es para bien del partido y cuando se hace justicia es para bien del país.
“En mi opinión cerramos este capítulo, difícil, complejo, tortuoso en muchos sentidos, y a partir de ahora yo doy los pasos firmes para lograr la reconciliación y la unidad en el PRD. No tengo enemigos y a todos los compañeros del partido los convoco de manera genuina, de manera leal y de manera responsable, para que pronto, así lo exige el país, logremos los acuerdos necesarios que consoliden nuestra unidad”.
Sin embargo, y más allá de la retórica, este fallo no hace sino profundizar las divergencias en la izquierda, o al menos en el conjunto de izquierdas agrupadas bajo esa extraña sombrilla llamada PRD. Y las profundiza por una razón: hace innecesarios los diálogos bizantinos y las discusiones entre sordos.
A partir de hoy Ortega no tiene una sola palabra más para negociar su posición. Ya no es un asunto discutible. El Tribunal Federal Electoral, al cual el PRD (por ejemplo de veleidad) se plegó jubiloso cuando aquel anuló las elecciones en Tabasco en contra del PRI y obligó a un segundo proceso electoral sólo para ver ganar por segunda vez a Manuel Andrade y perder a Raúl Ojeda, hoy reniega de la condición de órgano de Estado del órgano jurisdiccional.

Es el mismo tribunal –dicen– cuya labor convalidó al fraude del 2006, lo cual es absurdo plenamente. Ni siquiera se trata de los mismos magistrados.
Ortega pudo decirle a Encinas después de escuchar su petición de ignorar la sentencia de un tribunal al que recurrió en defensa de sus derechos: ¿Y no te sabes una de vaqueros?
La ruptura es una cosa obvia. AM López ya gestiona sus planteamientos a futuro a través de Convergencia, bajo el toldo del Frente Amplio Progresista. Si Ortega les retira las aportaciones en metálico del PRD, entonces se va a convertir en el Frente Angosto Progresista. De todos modos se seguirá llamando FAP.
Cuando el caudillo se presentó en la Cámara de Diputados para lanzar su discurso en defensa del petróleo y en contra de los bloques territoriales susceptibles de concesión gracias a una legislación poco clara en los aspectos restrictivos, no lo hizo por gestión del PRD, sino de Convergencia.

Alejandro Chanona fue el negociador con César Duarte.
Esa actitud solamente demuestra el progresivo distanciamiento con la dirigencia del partido. Nada con Acosta; muy poco con Ortega.
Y ya si hablamos de distanciamiento, poco sabemos de su reacción cuando supo de la asistencia de Marcelo Ebrard a las honras fúnebres de JC Mouriño en el Campo Marte. Si el fallo del tribunal lo puso de un humor negro, la luctuosa diligencia de Marcelo lo debe haber puesto peor.
–¿Vas a llamar a Andrés Manuel López Obrador con esta misma intención de unidad? –le preguntaron en la conferencia de prensa.
–SÍ, no tengo ningún inconveniente. Lo haré con todos los compañeros y plantearé soluciones, alternativas y espero que esta disposición mía sea bien recibida. Creo que son momentos de unidad y de cohesión y esta aportación a la unidad espero que tenga reciprocidad.
Pues si se trata de esperar, ya puede hacerlo sentado. racarsa@hotmail.com

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