lunes, 20 de octubre de 2008

Más de 100 mil mujeres padecen cáncer de mama sin saberlo: Fucam

pesar de que en su seno apareció de pronto una bolita, Lilián, de 35 años de edad, se resistió a creer que algo malo le ocurría, por lo que en lugar de buscar atención médica profesional decidió recurrir a tratamientos naturistas y biomagnéticos para reducir aquel tumor que ella no sabía que era cancerígeno.
Sólo cuando el tumor creció a 12 centímetros de diámetro buscó tratamiento adecuado, pero desafortunadamente a destiempo: el mal ya se había extendido hasta el pulmón y, a decir de su médico particular, prácticamente era imposible intervenirla.
En una de las salas del Instituto de Enfermedades de la Mama, donde acude periódicamente a recibir su dosis de quimioterapia, admite que primero fue la ignorancia, y después el temor de perder una parte de su cuerpo, lo que la llevó a buscar métodos alternativos para su curación.
“Ya había ido al Seguro Social, pero no quise operarme, pensé que no era necesario. Perdí mucho tiempo. En un lapso de tres meses el tumor, que era de cuatro centímetros, aumentó a 12.”
Cuando llegó a la Fundación Mexicana de Fomento Educativo para la Prevención y Detección Oportuna del Cáncer de Mama (Fucam), la atención fue inmediata. “Después de conocer los resultados, a los tres días me empezaron a dar quimioterapia para reducir el tumor; después me mandaron a radioterapia, pero ahí notaron que ya se había ido al pulmón.”
Fernando Guisa, presidente ejecutivo de Fucam, precisa que en el Distrito Federal existen, por lo menos tres millones y medio de mujeres en edad de riesgo, es decir, de 35 a 70 años de edad. De ellas, seis por ciento (210 mil mujeres) tienen patología mamaria, y la mitad de este porcentaje (105 mil) tienen cáncer, pero no lo saben.
Lo que sucede –dice– es que no hay educación médica. “La mujer no le da importancia a las glándulas mamarias o le da miedo tratar el tema. Cuando se descubre algo, prefiere no decir nada, porque el marido se va a enojar, o piensan que su pareja las va a abandonar”, refiere.
Aunado a ello, agrega, en el sector salud en lugar de hacer esfuerzos para la prevención, todo está encaminado al tratamiento, que lamentablemente se inicia cuando ya es demasiado tarde, porque sólo se le puede brindar a la paciente entre 20 y 30 por ciento de curación.
De ahí que en Fucam, institución única en su tipo, no sólo en México, sino también en América Latina, dedicada a la prevención, detección y curación del cáncer mamario, el principal objetivo es practicar lo que llaman “mastografía de pesquisa”.
“Tratamos a un grupo asintomático de mujeres de 40 años en adelante que no tiene patología mamaria y hacemos mastografías, lo que nos lleva a detectar la lesión en su parte inicial”, explica. El año pasado, esta fundación, en convenio con diferentes dependencias y organismos, practicó 96 mil mastografías. De cada mil mujeres examinadas, 2.5 por ciento salieron positivas al cáncer.
De 66 años, doña Josefina acudió a hacerse la mastografía a una unidad móvil, luego de una campaña de prevención. “Lo hice porque estaba a la mano, pero no sentía ningún malestar”, asegura, al reconocer que inclusive, cuando le avisaron que había salido positiva, se negó a creerlo.
“A mi edad y sin sentir nada, decía, ‘¡qué va!, no ha de ser nada’, pero el tumor ya tenía el tamaño de un chícharo. Llegué al instituto en julio y en agosto me operaron. Ya estoy bien, pero falta que cicatrice la herida”, comenta.
Gracias a la aplicación de mastografías, a decir del doctor Fernando Guisa, se ha logrado abatir 74 por ciento de los casos de malignidad. “El cáncer mamario, si se detecta a tiempo, es curable, por lo que se recomienda que todas las mujeres, por lo menos una vez al mes, cuando inicia su menstruación, autoexaminen sus senos, y partir de los 40 años acudan a realizarse su mastografía cada año”, asevera.
Luego de alertar que existen asociaciones poco serias que sólo buscan lucrar con este padecimiento, precisa que en Fucam 90 por ciento de las pacientes están exentas de pago. Aún así, sus costos están muy debajo de los de la iniciativa privada. “Una mastografía aquí, la más cara, sale en 300 pesos, en hospitales privados está en dos mil 500 y cinco mil pesos”.
Como parte de su tarea preventiva, Fucam ha dado un paso más. Recientemente firmó un convenio con el IPN y el Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen) para realizar investigaciones que permitan determinar cuáles son las causas del cáncer de mama en las mujeres mexicanas.

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