jueves, 27 de noviembre de 2008

¿Quién le teme a García Luna?

Quién le teme a García Luna?
Hace algunos años Genaro García Luna, entonces director de la Agencia Federal de Investigaciones, se vio involucrado en una historia que explica al menos uno de los ángulos de los ataques que ha recibido en las últimas semanas y meses.
Entonces, como hoy, había una campaña contra el director de la nueva organización policial. Lo acusaban de ser “el jefe del secuestro en México”, cuando las evidencias indicaban que una de las áreas que mejor funcionaba en la AFI era precisamente la de la resolución de ese tipo de delitos y con un grado de eficacia notable.
Quién lo acusaba era José Antonio Ortega Sánchez. El abogado del cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval, decía contar con pruebas del involucramiento de García Luna en este tipo de fechorías. Eran puras mentiras.
Lo curioso es que hay testimonios de secuestradores que se quejan de “las presiones” del propio Ortega para imputar a mandos policiacos.
Pero el hecho más preocupante fue el intento de extorsión o secuestro en el que se vieron involucradas un par de jovencitas allá por mayo de 2003.
Una mujer de las Lomas asistió a una de las presentaciones que se hacían en las instalaciones de la AFI sobre el nuevo modelo policial. Allí les explicaron de la capacidad de reacción del grupo antisecuestros. García Luna le dio una tarjeta y se puso a sus órdenes.
Dos días después, la mujer tuvo que hablarle de emergencia al jefe policiaco. Sus hijas, desde hacia unas horas, eran vigiladas por un par de sujetos.
La AFI montó un operativo y lograron salvar a las jovencitas que en ese momento viajaban en el autobús escolar. Los sujetos huyeron, pero los policías logaron tomar las placas del auto marca Nissan, tipo Tsuru, al que alcanzaron en la salpicadera sin poder detenerlo.
Pronto supieron que el auto estaba a nombre de un tal José Antonio Ortega Sánchez. El domingo de esa semana, el cardenal Sandoval declaró que a su abogado “le habían chocado el auto para presionarlo” y evitar que continuara insistiendo en que “Posadas Ocampo había muerto víctima de un complot”.
Ortega viajo a Washington y denunció al gobierno mexicano “por la persecución en su contra”.
Por fortuna la AFI salvó a las jovencitas, aunque nunca se pudo hacer justicia clara en el asunto. Era el ladrón gritando “al ladrón”.
Los documentos sobre esta historia son públicos y se pueden consultar en la página electrónica de la PGR.
Ahí está este ejemplo de uno de los principales impulsores de la campaña contra el secretario de Seguridad Pública y de por qué la ultraderecha tiene montada una campaña en contra del secretario de Seguridad Pública.
Por ello es importante no irse con la finta y valorar lo que a fin de cuantas es una de las limpias policiacas más importante de las últimas décadas.
jandrade@mileniodiario.com.mx

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