lunes, 16 de junio de 2008

Che Guevara: La otra cara del mito Las muchas caras del Che

Hubiese cumplido hoy 80 años. aquí, se analizan las caras políticasdel Che: la revolucionaria, la progresista, la comercial. Y se dacuenta de nuevos trabajos referidos a la faz humana del mito: libros,el documental que prepara el Argentino Tristán Bauer y la película deSteven Soderbergh, aún no estrenada aquí, que focaliza en la pequeñezdel héroe en una gesta hecha por hombres. Nestor Kohan * "No sólo no soy moderado sino que trataré de no serlo nunca, y cuandoreconozca en mí que la llama sagrada ha dejado lugar a una tímidalucecita votiva, lo menos que pudiera hacer es ponerme a vomitar sobremi propia mierda". (Carta de Ernesto Guevara a su madre. México, 15 dejulio de 1956.) En 1925 el peruano José Carlos Mariátegui, fundador de la revistaAmauta y primer marxista de América, escribió: "Todas lasinvestigaciones de la inteligencia contemporánea desembocan en estaunánime conclusión: la civilización burguesa sufre de la falta de unmito, de una fe, de una esperanza [. . . ] El mito mueve al hombre enla historia. Sin un mito la existencia del hombre no tiene ningúnsentido histórico [. . . ] Los pueblos capaces de la victoria fueronlos pueblos capaces de un mito multitudinario ". Según Mariátegui, los mitos no on ecesariamente ilusiones falsas, sinomás bien creencias movilizadoras que condensan esperanzas colectivas yanhelos populares. Revolucionario genuino y radical, fotogénico y joven, Ernesto Guevarafue retratado en marzo de 1960 por Alberto Korda y su rostro recorrióel mundo. Se convirtió en el símbolo de toda rebelión a escalamundial. Desde las Panteras Negras norteamericanas hasta losestudiantes japoneses, desde los insurgentes palestinos hasta losnegros insurrectos de Sudáfrica, desde las guerrillas latinoamericanashasta los intelectuales franceses, todas las rebeldías lo llevan comoestandarte. Guevara dejó de ser Ernesto y se transformó en el Che. Unmito y una leyenda atravesados por un tironeo ininterrumpido y unapermanente resignificación. En esa pulseada por apropiarse del Che, tres perfiles posibles son losprotagonistas: (a) el Che devenido objeto mercantil y oferta devidriera; (b) el Che políticamente correcto, light y progresistasimpático; (c) el Che inspirador político de corrientesrevolucionarias y portador de un pensamiento marxista radical,antiimperialista y anticapitalista. Podría quizásmencionarse un cuartorelato que lo dibuja como "un asesino frío y sanguinario ". Pero aesta altura ese relato ya no convence a nadie. (a) La primera aproximación a Guevara existió desde su asesinato enoctubre de 1967. Desde esa fecha su imagen inunda librerías, quioscos,tapas de CD, películas, remeras, biquinis, ceniceros, encendedores,cervezas y cualquier objeto que pueda ser comercializado en elmercado. La "guevaromanía " resurge ante cada aniversario. ¡Quétremenda paradoja la de un pensador que conocía en detalle los trestomos de El Capita l de Marx el terminar convertido en mercancía!Nomuy diferente a Mao Tse Tung, quien representaba algo más que uncuello de camisa o un ícono pop de Andy Warhol. O la estrella roja decinco puntas, símbolo del Ejército rojo bolchevique creado por LeónTrotsky, hoy más conocida por adornar la botella verde de una cerveza de moda. (b) En el segundo perfil se inventa un Che light y descafeinado, ajenoa las emociones fuertes, rodeado de suspiros melancólicos por los"bellos tiempos que se han ido y ya no volverán ". Aquí Guevara seconvierte en un tímido progresista, comodín útil para barnizar continturas políticamente correctas las gestiones institucionalestradicionales. Desde este ángulo, el Che deja de ser el inspirador deincendios juveniles para convertirse en una fría estatua de bronce queno molesta a nadie (y a la que se le rinde tributo pues tranquilizaverlo muerto y petrificado). ¡Qué curioso que Guevara, hermano mayorde Miguel Enríquez, Inti Peredo, Mario Roberto Santucho y Raúl Sendic,se termine transformando en una pieza de metal más cerca de lacanonización y el museo que del fuego de la revoluciónlatinoamericana!¡Justo él!, quien alguna vez, pensando en José Martíescribió: "Porque a los héroes, compañeros, a los héroes del pueblo,no se les puede separar del pueblo, no se les puede convertir enestatuas, en algo que está fuera de la vida de ese pueblo para el cualla dieron. El héroe popular debe ser una cosa viva y presente en cadamomento de la historia de un pueblo. Así como ustedes recuerdan anuestro Camilo, así deben recordar a Martí, al Martí que habla y quepiensa hoy, con el lenguaje de hoy, porque eso tienen de grande losgrandes pensadores y revolucionarios: su lenguaje no envejece. "(Conmemoración del natalicio de José Martí, 28/1/1960). La canonización de Guevara vaciado de contenido político tampoco esuna excepción. Su guía inspirador, Vladimir Ilich Lenin, quien lededicó su vida a levantar barricadas, construir organizacionesinsurgentes y generar revoluciones terminó convertido –gracias aStalin – en una momia embalsamada. (c) Desde el tercer ángulo, a notable distancia del mercado y losmuseos, del negocio y la nostalgia complaciente, Guevara sigue siendouna astilla en el cuello de terratenientes, banqueros, empresarios,policías y militares. Un heredero de Mariátegui, un estudioso obsesivode Marx, un admirador de Lenin y el político radical más notable deAmérica Latina además de uno de sus pensadores marxistas másheterodoxos. Desde la revolución cubana y el zapatismo de Chiapashasta la insurgencia colombiana y el bolivarianismo de Venezuela,desde el MST de Brasil hasta los piqueteros de Argentina, desde elestudiantado de Chile hasta los indígenas de Bolivia, todos y todas,continúan referenciándose en él. Lejos de las vidrieras y lasmanipulaciones oportunistas, continúa existiendo el guevarismo comoproyecto político y pensamiento radical. "Queridos viejos: Otra vez siento bajo mis talones el costillar deRocinante. Vuelvo al camino con mi adarga al brazo. Hace de esto casidiez años, les escribí otra carta de despedida. Según recuerdo, melamentaba de no ser mejor soldado y mejor médico; lo segundo ya no meinteresa, soldado no soy tan malo. Nada ha cambiado en esencia, salvoque soy mucho más consciente, mi marxismo está enraizado y depurado".(Carta de Ernesto Guevara a sus padres. La Habana, marzo de 1965.) Los tironeos y las disputas por su herencia multiplican los espejosque reflejan el rostro de varias generaciones argentinas. Cada generación dialoga con Guevara desde sus propios problemas, susdudas, sus falencias, sus sueños, sus desafíos pendientes, sus anhelosincumplidos. La generación del 60 vio en el Che la encarnación de todo aquello quela vieja izquierda ya no podía dar: ejemplo moral, nueva cultura,lucha contra la enajenación y la explotación (al mismo tiempo),crítica de la burocracia, internacionalismo genuino y, sobre todo, unmétodo de lucha político-militar. Para aquella generación Guevaraexpresa la cabeza visible de un pro yecto continental, impulsado porla revolución cubana y Fidel Castro. Una forma de lucha política dondese confronta con las instituciones y el eje pasa al enfrentamientodirecto con el poder armado de las dictaduras militares y sus amos delNorte, Wall Street, la CIA, el Pentágono y la Casa Blanca. Ya asesinado a sangre fría en Bolivia por el ejército y FélixRodríguez, agente de la CIA que daba las órdenes, la generación del 70volvió a encontrar en el Che un ejemplo de vida. Pero lo descifródesde otro lugar. Después del Cordobazo, la figura de Guevara seentremezcla con el fantasma de Perón. Aunque existieron corrientesque, apoyándose en el marxismo del Che, dieron una batalla por laconciencia clasista y socialista de los trabajadores y no aceptaronencolumnarse detrás del general Perón y su "capitalismo nacional ",fueron minoritarias. En esos años, la mayoría de la juventud argentinaveía en el Che a un revolucionario que era parte de una constelaciónmayor, donde también brillaban otras "estrellas ": los generalesVelazco Alvarado [Perú], Torres [Bolivia] y el propio Perón. Elnacional-populismo fue hegemónico. Después vino 1976, la dictadura, el terror, el genocidio, la masacre.Más de 100.000 desaparecidos en toda América Latina. Durante esos añostenebrosos el Che Guevara se convirtió en un desaparecido junto consus libros, su imagen y su póster. A partir de 1983 el pueblo volvió a la búsqueda. Muchos jóvenes que nohabían vivido los 60 y los 70, se abocaron a reconstruir el pasado. Un sector de intelectuales, ex izquierdistas, sumados al gobierno deRaúl Alfonsín, le proporcionó a la juventud un relato tramposo,sesgado, unilateral. Guevara habría sido "un rebelde bienintencionado,pero que no entendía nada de política ". De la mano de la teoría delos dos demonios, algunos ex marxistas lo parangonaban a los militaresgenocidas. Triste y mediocre teoría que homologaba al almiranteMassera y al torturador Astiz con revolucionarios como Rodolfo Walsh yRaymundo Gleyzer. Entonces volvió el Che en las remeras y los libros, pero no enpolítica. ¿Quién se animaba, en los 80, a defender la actualidadpolítica de Guevara? No sus canciones o su iconografía. Y apareció Menem, quien llegaba con la vieja retórica y la añejapuesta en escena nacional-populista. Mientras se denostaba al Che, seprivatizaba la Argentina de raíz y caía el Muro de Berlín Desde aquel derrumbe bochornoso de las burocracias del Este europeo(que Guevara había impugnado duramente), el neoliberalismo económico yel posmodernismo cultural parecían eternos. Mientras las recetas económicas de Milton Friedman privatizaban en los'90 hasta el agua, el mundo se desencantaba de la imaginaciónsesentista. El posmodernismo, bajo el pretexto de defender a lasminorías y sus diferencias, terminó legitimando un reino monocorde,triste y sin alternativas. El "hombre mediocre " sin ideales niaspiraciones, del que hablaba José Ingenieros cien años atrás, sevolvió moneda corriente. Lejos quedaba el "hombre nuevo " del Che. Pero ese supuesto "fin de la historia " (Francis Fukuyama), ese"agotamiento de la política " (Daniel Bell)y esa "crisis de losgrandes relatos " (Jean François Lyotard), duró muy poco. Reivindicando al Che, en 1994 entran en escena los zapatistas y le danla primera estocada al "Nuevo Orden Mundial ". Al poco tiempo sesuceden las rebeliones en América Latina y el primer mundo: La Paz,Seattle, Davos, Barcelona, Buenos Aires, Génova, etc. En todos ladosla bandera con el rostro del Che Guevara acompaña la insurgenciajuvenil. Rápidamente entran en crisis los falsos axiomas neoliberales:Mayor mercado = mejor democracia; más sumisión a Estados Unidos =másderechos humanos; privatización = superación de la burocracia, etc. En Porto Alegre los Foros Sociales Mundiales abren el siglo XXIgritando: "Otro mundo es posible ". Renacen la sed de ideología, elapetito de totalidad, la necesidad de una cosmovisión de la historia yel deseo de cambiar el mundo. Se profundiza la crisis del pensamientoen migajas y se agota el culto dogmático del fragmento. Retorna una vez más el mensaje del Che. Se palpa en el aire. Decenasde miles de jóvenes, hastiados con la vieja política, hartos delsistema capitalista y del neoliberalismo, sin una dirección definidapor delante, pero a la búsqueda de una nueva alternativa de vida,enarbolan en marchas y movilizaciones, en estadios de fútbol, enplazas, en parques, en recitales, casi fanáticamente, la bandera del Che. ¿Qué les ofrece el Che? Un pensamiento político donde lo central de laestrategia es el problema del poder. Una concepción de latransformación social, la subjetividad y la revolución, donde laconciencia antiimperialista, clasista y socialista es fundamental,donde se disipan las ilusiones en las tímidas reformas y las mediastintas, en la progresividad de la "burguesía nacional " y en elpopulismo. . . En definitiva, un nueva cultura y un ejemplo de otramanera de vivir, donde queda abolido para siempre el doble discurso yla doble moral. La estrella del Che Guevara, por sobre el mito y laleyenda, vuelve para quedarse. * El autor es coordinador de la Cátedra Che Guevara-Colectivo Amauta:amautalahine.org y autor del libro "Ernesto Che Guevara: el sujeto yel poder ". BS. AS. , Nuestra América, 2005. docente e investigador de la UBA.

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